Lee y conducirás, no leas y serás conducido

Santa Teresa de Jesús

Hoy en día, cuando se habla de cultura se comenta y se escucha que estos meses han sido los peores para el sector, que parece que ahora es cuando comenzamos a disfrutar de ella porque las restricciones desaparecen y que el sector cultural por fin levantará cabeza. Pero, nada más lejos de la realidad; este tiempo ha sido propicio para que caigamos en la cuenta de la importancia que tiene la cultura en nuestras vidas.

¿Qué hubiese sido de nosotros en esas tardes interminables sin un buen libro, una película o sin esa canción que nos alegraba el día?

Los libros alimentan nuestra imaginación, nos dan alas para poder escapar de esas cuatro paredes en las que nos encontrábamos y nos envuelven en un mundo mágico de emociones y sentimientos que, algunas veces, solo hemos sentido cuando hemos leído una historia que sabemos que nunca nos pasará.

Por estas razones, nuestro Festival Literario Nacional no se suspendió durante los meses más duros de la pandemia, si no que se reinventó para que los libros, escritores y sus historias se convirtieran en nuestra primera vacuna. Una vacuna que nos hace estar más despiertos, más críticos, más vivos, más libres.

Y, ahora, echando la vista atrás y mirando a nuestro noviembre literario, reafirmamos nuestro convencimiento de que hay que apostar fuerte por la cultura porque la mejor terapia de supervivencia es empaparnos de lectura. Y, así, además de disfrutar, de sentir, de soñar, de imaginar, conseguiremos ser más justos, más tolerantes y conscientes de los valores necesarios para crear la sociedad en la que queremos vivir.

Comisión organizadora
Almoradiel Lee